Escales avall

Un día entre la primavera y el verano de 2017 la Maria Cinta y Laia intentan localizar Montse al móvil. Las dos, que son su madre y su hija respectivamente, tienen un buen motivo para llamarle, pero ella tiene un buen motivo para no cogerlos la llamada. Montse ha apagado el teléfono. Espera una noticia pero no quiere decir nada a nadie hasta que no tenga la confirmación, sea cual sea. Durante las horas en que no pueden comunicarse, las tres -Abuela, hija y limpia- hacen balance de la vida, cada una de la suya, pero se pasean inevitablemente por recuerdos que les son comunes. Y entonces, como si hicieran girar despacio un calidoscopio, secretos, mentiras, verdades, dolores y alegrías aparecen desde los tres puntos de vista y dotan al texto de una profundidad psicológica excepcional, poniendo en duda la veracidad del relato que hacemos sobre nuestra propia existencia y sobre el yo.