Primavera, estiu, etcètera

Como cada año por Todos los Santos, Èlia de Cal Pedró vuelve al pueblo para hacer la visita de rigor al cementerio y pasar unos días con su padre y su tía. Con 34 años cumplidos, la pareja acaba de dejarla y la crisis hace estragos en el despacho de arquitectura donde trabaja en Barcelona. Ahora se dispone a aprovechar el puente para poner orden, al menos, en los pensamientos. Tras el exilio universitario y laboral, Elia se da cuenta de que con la edad se siente cada vez más cómoda entre quien fue su gente. Y cuando una está tan bien dispuesta y atenta, puede que empiece a ver ya entender cosas que hasta ahora le habían pasado desapercibidas.