Antes de los dieciocho, Matthew Dicks había muerto dos veces y resucitado gracias a los eficientes médicos de ambulancia. Con la mayoría de edad se fue de casa y se puso a trabajar en múltiples trabajos sin futuro hasta que le robaron a punta de pistola, a los veintitrés. Este tercer cara a cara con el destino le convenció para levantar el trasero e ir a la universidad. Ahora es titulado en Filología Inglesa y Educación, y tiene un máster de Enseñanza con Tecnología. Trabaja de maestro de primaria en Connecticut, donde vive con su esposa y su hija.