Nacido durante la posguerra española, su infancia transcurrió en Barcelona, influida por la afición de su padre a la pintura y los inventos y el trabajo de su tío José Segrelles como ilustrador y acuarelista de prestigio internacional, lo que le inclinó a practicar su pasión innata por el dibujo, afición compartida también por su primo Eustaquio Segrelles