Isabel Tejada Balsas (Lisboa, 1973) desde su infancia vive en Jaén, donde hace lo que puede con lo que tiene. Ha sobrevivido a algún que otro naufragio gracias a su adicción al funambulismo extremo y a la contemplación infinita del detalle. Escribe por intuición y, por qué no decirlo, en defensa propia ante el abismo de los acontecimientos y/o ante el animal que lleva dentro