Editorial: Editorial Ledoria
Colección: Cuadernos heterodoxos toledanos
Número de páginas: 208 págs. 24.0 x 17.0 cm
Fecha de edición: 25-06-2018
EAN: 9788416838424
ISBN: 978-84-16838-42-4
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El rey Salomón hizo de Jerusalén la ciudad de la justicia y de la paz y a él le fueron otorgados sabiduría y conocimiento, la facultad de distinguir entre el bien y el mal y una comprensión total del universo.
Según una leyenda, común al judaísmo, cristianismo e Islam, Salomón recibió del cielo un sello anular que tiene su base en el suelo y su ápice en el cielo, simbolizando la armonía de los elementos opuestos. Este sello reflejaría el orden cósmico, los cielos, el movimiento de las estrellas en sus esferas propias y el flujo perpetuo que se establece entre el cielo y la tierra, y simbolizaría la sabiduría sobrehumana y el gobierno por gracia divina.
En 1536, el sultán Solimán el Magnífico ordenó reestructurar el Monte del Templo y convirtió en mezquita la iglesia que se había construido en tiempos de la conquista de los cruzados. Al erigir la mezquita, Solimán establecía un vínculo con Salomón y con Jesús. Esta conciencia mesiánica del sultán le llevó a incrustar en las murallas de Jerusalén piedras decoradas con dos triángulos entrelazados, es decir, el Sello del rey Salomón, para proteger la ciudad.
Este símbolo del hexagrama, figura en forma de estrella formada por dos triángulos, tiene múltiples connotaciones, sobre todo cuando está inscrito en un círculo, y su alcance es universal. Junto con la estrella de cinco puntas o pentagrama (de origen más antiguo), el hexagrama representa el desarrollo de las matemáticas y la geometría por parte de los griegos y sus sucesores en toda la zona mediterránea.
Por medio de la geometría, en la que Pitágoras y sus seguidores veían un simbolismo cósmico, el hexagrama y el pentagrama se convirtieron en expresión del cielo y su reflejo en la tierra, de lo divino y su reflejo en la creación, así como de la conexión entre el cielo y la tierra, el macrocosmos y el microcosmos, el espíritu y la materia.
El Sello de Salomón combina la fuerza y la belleza en una figura geométrica, y es el motivo más importante del arte islámico. De este modo, la verdadera esencia del Sello de Salomón sería simbolizar la conexión entre ambos mundos. Por medio de él, la ciencia, la belleza y la metafísica se enlazan.