Arte, querido Watson

Lastres, Eduardo

Desde la sublimación del pequeño cuadro de Mantegna «El tránsito de la Virgen» hasta la impactante realidad en las reflexiones sobre la vida y la muerte de la obra de Bill Viola, Lastres nos facilita la labor de poder introducirnos en un mundo en el que, sin lugar a dudas, se necesita un punto de referencia para entender mejor la conciencia colectiva que ha marcado el ritmo del arte desde la prehistoria.
Su sensibilidad y su poder de observación nos acercan a los paisajes de Varela, a la geometría de Sempere, a las imágenes de Tono Marín, Sherman o Gursky; el autor nos habla de Leonardo, de Rubens, de Velázquez y Goya, de Kandisnky, de Monet, de Pollock, de Polke y Warhol, de Bourgeois y de Chillida, de su admiración por el divino Picasso y de un largo etcétera de artistas de todos los tiempos y de todas la tendencias, y, allanando el camino, nos contagia el deseo de llegar hasta el mundo alternativo, fácilmente asequible desde el otro, el culto, pero enormemente difícil para el que vive sumergido en la rutina diaria, al que trata de involucrar en esta aventura.
Arte, querido Watson es, además, un pósit para las conciencias, una llamada de atención en nuestra dieta diaria para eso que algunos llaman espíritu, frente al olvido, la impunidad de los que opinan con falta de información o ligereza, y un aviso para navegantes de que sin arte el mundo sería enormemente aburrido.
(Del prólogo de Ana María Drack)