Casassas, David
Ortiz, Cristina
Editorial: Animal Sospechoso Editor
Número de páginas: 90 págs. 24.0 x 15.0 cm
Fecha de edición: 09-11-2016
EAN: 9788494280825
ISBN: 978-84-942808-2-5
Precio (sin IVA): 14,42 €
Precio (IVA incluído): 15,00 €
Concebido como un diálogo trenzado entre la palabra y la imagen, Boreal Invierno Austral es un descenso en tres actos a la posibilidad de mirar, a la voluntad de estar. Se trata de un presente continuo que se construye desde dos orillas de la imagen poética, la poesía y la fotografía, que en su pulso, en su intercambio, se convierten en dos ritmos que confluyen en una única voz polifónica que vibra por partida doble. Boreal Invierno Austral es un libro tejido alrededor de un curso de imágenes y representaciones obstinadamente dirigido a la materia y a nuestra constante presencia en y ante sus partículas. A la manera de Lucrecio. Con palabras que muestran y formas que dicen, el
presente volumen se erige como un desafío a la aparente cantidad del mundo que nos rodea, desafío que pone de manifiesto la fundamental tautología: está lo que está.
Entre el modernismo peninsular y la poesía popular catalana contemporánea, por un lado, y, por el otro, la larga sombra vanguardista, los textos de David Casassas presentan un raro contraste entre lo telúrico y las formas ligeras. Tragicómicos en ocasiones, expresionistas la mayoría de las veces, los poemas de Boreal Invierno Austral terminan siendo textos cantables que se pueden llevar a los rincones más variados de nuestras vidas: «Las luces rielan el agua, / arpa luna entre los dedos; / y sobre la arena varadas, / setenta ballenas piloto. // Vacío que añade quitando: / extraño descenso / lo ignoto.
La poesía de Casassas introduce al lector en una atmósfera en la que se presiente algo de épico que se esconde más allá o más abajo de sus versos, como un iceberg: es una épica que apenas si se vislumbra, pero que el lector sabe que está ahí, detrás de su palabra. Son poemas que nos hablan de un mundo que se presenta mayor que los textos que lo enuncian, de lo que se desprende otra característica del libro: los poemas, pese a ser unidades independientes y autónomas, están inscritos en un conjunto que los reúne y ordena en un todo que los ilumina confiriéndoles una música común y verdadera.
Por su parte, Cristina Ortiz sorprende con imágenes sombrías en las que sobresale la individualidad de un muñeco encontrado –«el Nanu», lo llama ella– que se afana por aparecer. Constituye una representación inquietante que aparece como sin estar, desde la discreción de espacios umbríos en los que su presencia se hace reclamo. Indigente y denodada a la vez, la figura sin rostro es un comodín para cualquiera de nosotros, y su encuadre fotográfico, nacido de un desasosiego que apenas se sugiere, es siempre huella de una presencia concreta en la determinación de vivir. Las fotografías de Cristina Ortiz juegan con el desamparo que sigue a la descomposición, pero ello es siempre renovado punto de partida, ventana abierta a un vuelo que sería imposible sin un vaciado previo. Símbolo atemporal, el contrapunto visual de Boreal Invierno Austral es ya prueba fehaciente de que los elementos para estar y –atrevámonos a decirlo también– para ser no hay que buscarlos demasiado lejos.