Cortafuegos

Soriano Puche, Antonio

Cortafuegos. Treinta y un poemas, asuntos cotidianos, homenaje a la palabra, al trabajo cuya recompensa es erizar la piel, levantar una sonrisa en mitad de la nada, recomponer la postura en la silla con intención de no abandonar sus líneas, de seguir ahí, pasando páginas.
Cortafuegos delimita el combate, es un paréntesis donde las llamas se detienen, luchando por evitar lo evidente. Con argumentos sencillos, no lugares habitados, versos que cantan a los árboles caídos para salvar el bosque.
Cortafuegos transitados por ciclistas, botánicos, pilotos, senderistas, ingenieros y artistas. Atentos a lo que ocurrió, buscando un sentido al presente, saliendo al encuentro de lo no-conocido, que ya nos resulta tan familiar.
Aquí y ahora, al otro lado de la brecha, todo se consume, las cenizas vuelan en una tarde de verano. Pero dar la vuelta, confiar en el verde manto que aún queda, pasar la voz, permanecer atentos, todo eso podemos hacerlo.
Por la montaña una avalancha de libros se abre paso. Así conquistamos el desierto. Dar testimonio, describir, es llenarse de barro, destapar una calavera, poner un dedo en el mapa y salir volando.