Duro campo de batalla

Garcilaso y Elena de Zúñiga

Vaquero Serrano, Valle

Quiso Garcilaso llamarse Nemoroso en su amor por Elisa, la portuguesa Beatriz de Sá; Salicio, ante el desdén de Galatea, la sin par Guiomar Carrillo; y Albanio, en su pasión por Camila, su prima Magdalena de Guzmán.
Por ello, al recrear la vida del toledano, la autora no ha escrito solo un libro, uniendo los amores de Garcilaso, sino que, al igual que el poeta, ella ha optado por dedicar una novela a cada una de las pastoras. Hubiese sido lo lógico escribir ahora sobre Camila, pero hay una dama que ejerció una notoria influencia en Garcilaso. A ella, el poeta no le atribuyó ningún nombre pastoril, más fue quien le dio sus cinco hijos legítimos.
Por tanto era razonable, y hasta de justicia, el que se dedicase una novela a doña Elena de Zúñiga, esposa del poeta, que, aunque casi excluida de sus versos, tan relevante
papel jugó en su vida. Para recordarla se narran aquí con detalle, los últimos días de su existencia. Su memoria es también, en gran medida, la memoria de Garcilaso.