Ecos espirituales

Ortega, Concha

«Decía Juan Ramón Jiménez que un soneto se salva por su espíritu «como el agua de un pozo por su cielo». Señalaba que lo importante era que se llegara a olvidar «el molde o andamio, como Leonardo pedía a la pintura» para que resaltara lo importante que el poeta llamaba «el acento», la personalidad, aquello que permanece inquebrantable después, por ejemplo, en una traducción. Siguiendo la estela de Juan Ramón Jiménez, Conchita Ortega nos presenta un poemario con el refinamiento y adelgazamiento juanramonianos, con personalidad, en esa búsqueda de lo esencial en el arte de la poesía. Contagiada del halo del maestro, puestta su voluntad en la armadura juanramoniana, con un metro que no le es ajeno y en el que se mueve con agilidad y gracilidad, Conchita levanta el vuelo como hija lírica atenta y disciplinada dando muestras de una gran sensibilidad. Se agradece encontrar el cultivo del metro clásico en poesía y hallar escritores que recojan la semilla del árbol eterno del escritor que sigue germinando, encontrar autores que arriesgan en esa doble pirueta de ajustarse a la forma clásica y al magisterio del poeta, en un ejercicio, por un lado, de humildad y, por otro, de homenaje»