El cuaderno en el jardín

Caro, Pepa

Este libro es una invitación al sosiego, a la introspección en el recogimiento y la soledad; es también un canto a la naturaleza con el lenguaje de la naturaleza, porque quienes se expresan a través de la palabra escrita son los ríos, los árboles, el cielo estrellado, el viento, el canto de los pájaros y la cercanía de los animales que nos acompañan, como Miguela, que se mueve con el sigilo elegante al son de las preguntas que le lanza su dueña, o las advertencias que le hace. Pero si profundizamos un poco más, si nos sumergimos en el universo que nos propone El cuaderno del jardín, y que nos va envolviendo poco a poco según vamos leyendo, llegamos a la conclusión de que esa correspondencia más o menos juanramoniana entre la autora y su gata, no es más que una figura literaria o, en último término, una invención que nos lleva a descubrir a lo largo de los diferentes capítulos, que realmente es un diálogo no con el felino sino con ella misma, en el que se plantea una sucesión de interrogantes a modo de cántico interior, de susurro oculto y delicado.