Editorial: Dykinson
Número de páginas: 303 págs. 24.0 x 17.0 cm
Fecha de edición: 03-09-2025
EAN: 9791370064754
ISBN: 979-13-7006-475-4
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En esta nueva investigación del profesor D. Rafael Sánchez se nos vuelve a revelar su pasión por proyectar luz en el ayer mediante la investigación, recuperación y publicación de documentos que aún permanecen ignorados en los fondos de muchas bibliotecas y archivos. En este caso, el objeto de su nuevo estudio se centra en diversos puntos del alfoz de Burgos, entre los que sobresale Saldañuela, con su impresionante palacio renacentista, y sus alrededores. Dado que este lugar viene asociado al monasterio de San Pedro de Cardeña desde el último cuarto del siglo XI, esta relación es tratada con detalle y rigurosidad, basándose en la documentación ya conocida y también en la hallada recientemente, debido al afán investigador del autor. El monasterio de San Pedro de Cardeña, a través del Becerro Gótico de Cardeña y de la magna obra de quien fuera uno de sus abades en el siglo XVIII, Fr. Francisco de Berganza, Antigüedades de España, es un punto de referencia para la historia de muchos pueblos ubicados en su radio de acción cercano. El libro dedica buena parte de sus páginas a las diversas luchas mantenidas para reclamar la posesión de Saldañuela y a los personajes implicados en el asunto. Entre ellos sobresale con luz propia Dª Isabel de Osorio, mujer de la corte del rey Felipe II, cuya semblanza completa permanece aún velada por las sombras de la historia. Ella fue quien construyó el palacio renacentista que hoy podemos admirar todavía en esa localidad. Como muchas veces acaece en la historia, quienes deberían velar por los derechos de sus súbditos, los reyes, son los primeros en transgredirlos. Así, dicho rey Felipe II hizo propietaria a Dª. Isabel del lugar de Saldañuela entre otros, arrogándose la propiedad ajena, en este caso perteneciente al monasterio de San Pedro de Cardeña. A resultas de dicho incidente comienzan los pleitos, de los que está plagada la historia, entre la señora y el monasterio. Pleito que seguirá también con sus sucesores y que se extiende en el tiempo, - 12 - con diversas etapas, alrededor de cien años. Pleitos de duración igualmente centenaria existen en la historia del monasterio, como aquel que llevó a enfrentar a la comunidad benedictina de Cardeña con la cartuja de Miraflores por el derecho de pasto de unas tierras cercanas a ambos monasterios. Por desgracia, son estos litigios, junto con asuntos económicos varios, los que han quedado en los archivos debido a los memoranda que se hacían para defenderlos y las sentencias que se daban a los mismos. La vida real no se puede guardar en los documentos, por eso es bueno prevenirse mentalmente para no reducir toda la historia a asuntos judiciales y económicos. Gracias a Dios la vida es mucho más que eso. El libro también recoge la historia del convento de frailes trinitarios de Sarracín, lugar muy próximo a Saldañuela, que regían la ermita del Cristo de los Buenos Temporales. Este Cristo, de nombre tan bien sonante, era tenido en gran estima y devoción por las gentes de la zona, algo que sigue ocurriendo hasta hoy. Los vecinos se congregan para rezar al Cristo por la consecución de una buena cosecha y para tener una romería en el día de la Santísima Trinidad, en recuerdo de sus antiguos moradores, los frailes trinitarios. Este día, que suele caer en la primera mitad de junio, se pide por el éxito de la cosecha que ya está granando. El Cristo de los Buenos Temporales será el garante de un buen resultado. Por todo esto, la nueva obra del profesor D. Rafael Sánchez, es un hito más a tener en cuenta en la historia de aquellas localidades a las que alude y de aquellos personajes a los que se refiere. En esta época frenética en la que se suele dedicar poco tiempo a la investigación, que requiere horas y horas de aparente resultado baldío, bienvenida sea esta obra que nos recuerda la importancia de la investigación en archivos y bibliotecas, para seguir aportando a la historia, y a la cultura en general, datos nuevos. Quizá la inteligencia artificial nos acabe haciendo este trabajo, pero mientras tanto, hay que seguir contando con personas que se dediquen a la, tantas veces ingrata tarea, de la investigación. Gracias, pues, al autor de esta obra por enseñarnos, más allá de datos y aportes concretos, el amor al trabajo bien hecho, la paciencia que produce frutos y el tesoro escondido que aún se encuentra en nuestros fondos documentales, a pesar de todos los avatares históricos vividos.