El provenciano

Casamayor Parreño, Julián

Julián, un provinciano de Cuenca, que en septiembre de 1937, en plena Guerra Civil Española, es llamado a filas en el ejército republicano para salvar a la Patria de los rebeldes sublevados. Con solo estudios primarios, sobresale del resto, enseña a leer y escribir, hace de enlace y guía. En Teruel se libra de ser capturado, y sale vivo de la aviación de la Legión Condor de Hitler, y de los frentes de Peñarroya en Córdoba, Villar de Rena en Badajoz y Sierra de El Toro. El final de la guerra le sorprende como sargento en el límite de Termal y Valencia y acaba entregándose como muchos otros en la plaza de Toros de Valencia. Sin delitos de sangre, pero como castigo por ser fiel a sus principios, es enviado a picar piedra en las canteras del Batallón Disciplinarios de Soldados Trabajadores en Melusa, Tánger, siendo cambiado de destino en varias ocasiones hasta su licencia a primeros de junio de 1943, pasando casi cuatro años en las colonias españolas de África sin haber disfrutado de un solo permiso, y en total cerca de seis años sirviendo a la Patria