Ética, aprendizaje y creatividad

Rodríguez Martínez, Pedro Víctor

No puede haber ética sin comprensión de lo externo, y no podemos entender lo ajeno sin previa comprensión de lo propio. La advertencia délfica "conócete a ti mismo" aparece sea cual sea el aspecto filosófico que abordemos. Si queremos mejorar y ayudar a que el mundo evolucione, hemos de aceptar la paradoja como realidad vital. Aceptar la permanente dualidad como la única verdad a nuestro alcance. Una observación neutral del funcionamiento de la naturaleza nos ayudará a encontrar una ética razonable, y no a la inversa. Ninguna transformación válida se realiza en nosotros por un influjo externo. Es el conocimiento de sí mismo y el perseverante esfuerzo por vivir de manera consecuente con nuestro ideal, lo que proporciona el aprendizaje necesario. Y ello al ritmo conveniente para cada uno, que la experiencia deberá probar una y otra vez mediante ensayo-error en el propio laboratorio interior. La creatividad será entonces un hecho, y la construcción de un mundo nuevo en el ámbito personal revertirá automáticamente en el entorno. Así, los esfuerzos no sólo producen cambios, sino renovación y evolución. La utopía de lo ideal e intangible puede entonces manifestar la creación de una realidad tangible.