Vallespín Domínguez, Enrique N.
(ed.)
Editorial: Rolde de Estudios Aragoneses
Colección: Cuadernos de cultura aragonesa ; 68
Número de páginas: 96 págs. 24.0 x 17.0 cm
Fecha de edición: 25-11-2020
EAN: 9788492582341
ISBN: 978-84-92582-34-1
Precio (sin IVA): 9,62 €
Precio (IVA incluído): 10,00 €
Rolde de Estudios Aragoneses sintetiza en un libro colectivo diferentes lecturas aragonesas del Holocausto. El proyecto concede especial protagonismo al diplomático zaragozano Ángel Sanz Briz y a las víctimas aragonesas de la barbarie nazi, poniendo acento en lo didáctico. Coordinado por Enrique Vallespín, el libro Justicia y dignidad. Memoria aragonesa del Holocausto, reúne los trabajos de autores dedicados a la docencia, la investigación, la divulgación y la gestión cultural, que ofrecen diferentes aproximaciones a una realidad histórica que sigue aportando lecciones para el presente.El propio Vallespín, además de Miguel Ángel Pallarés y Ricardo Ibars, abordan con distintos matices la figura de Ángel Sanz Briz en el año de conmemoración del 40 Aniversario de su muerte; Juan M. Calvo pone rostro y nombres y apellidos a la población aragonesa deportada a los campos de concentración y exterminio, Josep San Martin evoca la experiencia del trabajo de Amical de Mauthausen con estudiantes aragoneses, y Carlos Serrano hace balance de las celebraciones en nuestra comunidad del Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto, que viene llevándose a cabo desde 2010 bajo impulso de Rolde de Estudios Aragoneses y Amical.Partiendo de la premisa de que el mejor remedio para combatir el mal (algo que tiene muchas caras y que se reproduce en diversos tiempos y espacios) es conocer y recordar, nos encontramos con un proyecto divulgativo, que tiene entre sus objetivos la extensión del conocimiento sobre la realidad histórica del Holocausto y las enseñanzas didácticas derivadas de la misma, implicando la sensibilización de las generaciones más jóvenes; también quiere contribuir a erradicar actitudes que supongan la negación o la minusvaloración de lo diferente, ayudar a conformar una cultura de paz y, por último, dejar patentes los vínculos de espacios conocidos y próximos (Zaragoza, Aragón) con unos valores universales