Editorial: Dykinson
Colección: Filosofía y teología pública
Número de páginas: 210 págs. 24.0 x 17.0 cm
Fecha de edición: 11-07-2025
EAN: 9791370063467
ISBN: 979-13-7006-346-7
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Según Alasdair MacIntyre, el ser humano solo puede desarrollarse plenamente en el marco de una comunidad, ya que es allí donde encuentra el entorno propicio para formarse y educarse mediante relaciones sociales significativas. El camino hacia el florecimiento personal exige tanto la práctica de las virtudes morales como de las intelectuales. No obstante, esta práctica solo cobra sentido dentro de un contexto social determinado, dado que las virtudes son, por naturaleza, ejercicios sociales. En este sentido, la realización de la perfección humana está intrínsecamente ligada a la perfección moral y requiere necesariamente de un contexto político adecuado.
Ahora bien, la ética no es una construcción teórica aislada, sino que debe encarnarse en la vida cotidiana. Su aprendizaje es esencialmente práctico y se da en el marco de las actividades comunes que realizan los individuos. La formación en virtudes tiene un efecto dual: por un lado, fortalece al individuo en tanto agente moral autónomo y razonador; por otro, contribuye al bien común, al reconocer que esa autonomía se sostiene en una racionalidad compartida y en vínculos de dependencia mutua. Así, se revela una profunda conexión entre la calidad de la vida política y la práctica ética de quienes forman parte de la sociedad.
Este enfoque permite afirmar que, en la filosofía de MacIntyre, ética y política se complementan mutuamente. No hay posibilidad de una ética efectiva sin un orden político que la sostenga, ni de una política orientada al bien común sin fundamentos éticos sólidos. Solo a partir de esta interdependencia puede pensarse una auténtica integración entre el bien personal y el bien colectivo.