La Comunidad General de Aragón y su Mancomunidad de Obras y Servicios

historia del interregno 1974-1978 en la actividad de las tres Diputaciones Provinciales de Aragón

Gómez de las Roces, Hipólito

La política consiste en convivir de forma civilizada, procurando la coincidencia de criterios y de soluciones cuya aplicación no genere desavenencias irreparables. Aunque, a veces, origine un debate acalorado, nunca debe representar la imposibilidad de dar a nuestras inevitables diferencias soluciones pacíficas. La política sin aproximación de voluntades equivale a un descarrilamiento más o menos inmediato de la voluntad de los discrepantes de entenderse con respeto recíproco, en lugar de abominar unos de otros. Esa condición es una norma inderogable de la democracia, que debe procurarnos la conciencia de saber que nadie está privado de alguna razón y que tampoco nadie la posee por completo. La política bien entendida consiste en la aptitud de resolver problemas sin generar otros de mayor cuantía y eso nos pone en presencia de cuanto guarda de trascendente, si la comprendemos bien y la practicamos mejor. Desde la presidencia de la Diputación Provincial de Zaragoza (1974-1977) y mediante una iniciativa a la que también se adscribieron las Diputaciones hermanas de Huesca y de Teruel, Hipólito Gómez de las Roces suscitó un movimiento regionalista que propugnaba la acción conjunta de las tres Corporaciones en la que denominaron Comunidad General de Aragón, antecedente indudable de buena parte del pensamiento autonomista aragonés. De modo simultáneo, se proyectó una Mancomunidad de las tres Diputaciones para prestar servicios de interés regional, al menos transitoriamente. Todo ello, antes de que la Constitución ahora vigente permitiera el establecimiento de las Comunidades Autónomas