La priora

Tendero, Arturo

Postulador, escoltado por Daga, llega a medianoche al convento de monjas carmelitas de Beas. Asegura que viene a reunir pruebas para canonizar a Ana de Jesús, que años atrás fue priora de la congregación. En el convento solo quedan dos monjas, Clavaria y Priora. Ellas intentan que parezca que hay más hermanas porque quieren evitar que cierren su carmelo y las envíen a otros. La verdadera misión del escolta Daga es supervisar que no queden pruebas ni testigos. Conforme las monjas van viendo el destrozo y el sinsentido de las entrevistas, Priora empieza a dudar si obedecer o resistirse. Está dispuesta a lo que sea para salvar el legado que le confió su valedora, la madre Ana de Jesús. En su determinación, arrastra a Clavaria, una mujer sencilla y sin dobleces. Finalmente, Daga culmina la misión que le habían encomendado. Pero hasta los sicarios tienen sus principios, aunque sean unos principios retorcidos.