Editorial: Editorial Amarante
Número de páginas: 254 págs. 24.0 x 17.0 cm
Fecha de edición: 01-04-2019
EAN: 9788412038118
ISBN: 978-84-120381-1-8
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El estudio de la evolución de la uniformidad de un Cuerpo supone analizar un poco de su alma, ese trozo de alma que se asoma a los ojos del observador permitiéndole acceder a su etiología; colores, hechuras o formas de los uniformes guardan íntima relación con aquello que se espera, la razón de ser, de los hombres y mujeres que los visten e incluso de la función que para ellos les ha asignado el Estado o lo que es lo mismo, la sociedad a la que sirven. Por ello, si conocemos la forma de vestir de una Institución, conoceremos también una buena parte de su historia y de su evolución.
El Cuerpo de Seguridad, antecedente del actual Cuerpo Nacional de Policía, nace de la Restauración tras la proclamación de Alfonso XII como nuevo Rey, y se mantiene vigente, con las modificaciones incluso de nomenclatura operadas durante la época de la II República, hasta 1941 en que se crea para sustituirlo el Cuerpo de la Policía Armada y de Tráfico.
Durante estos años de la Monarquía alfonsina, la uniformidad del Cuerpo evolucionó en consonancia con las modificaciones habidas en el Ejército del que siguió el rastro. Sin embargo, es durante el reinado de D. Alfonso XIII (1886-1931), cuando sucesivos Reglamentos y disposiciones nos permiten acercarnos de una manera directa al estudio de los uniformes usados por todos los empleos y categorías del Cuerpo; hasta ese momento, la falta de datos o la ambigüedad de los encontrados tan solo nos aproximan un poco a su realidad, dejando una buena parte a la lógica reflexión de quien lo estudia. Por ello centraremos el presente trabajo, especialmente, en los años comprendidos entre 1887, fecha de promulgación de la primera Cartilla de Uniformidad y 1931, fecha de proclamación de la II República; de todas formas, trataremos de ahondar también en los antecedentes habidos hasta 1886, fecha de nacimiento del Rey D. Alfonso XIII, aunque el acceso a estos datos es mucho más limitado por la falta casi absoluta de documentación al respecto.