Las pelirrojas nunca se marchitan

Ibáñez, Julián

Luca es un gitano con dinero, con mucho dinero, y sospecha que ese es el verdadero motivo por el que Róber, un payo que se mira en todos los espejos para no olvidar lo guapo que es, quiere casarse con su hija pequeña. Algo no huele bien en toda esta historia. Con su hija no juega nadie; y con su dinero, tampoco. Por ese motivo contrata a Bellón, un buscavidas especialista en problemas: en resolverlos y en crearlos.
Bellón destapará las múltiples vidas de Róber y tendrá que tomar una decisión: hacer caso a la serena voz de su cerebro o al griterío de su corazón. Pero los tipos como él no suelen hacer caso a lo que les dicta su cabeza. Por eso sigue viviendo en una pensión y por eso tiene escrito su currículum en los nudillos. Y Bellón decide hacerle caso al corazón, a pesar de que este es un experto en dar malos consejos, como un amigo borracho.
Toda la trama se complicará por la desaparición del payo, y Bellón tendrá que descubrir a contra reloj qué le ha pasado a Róber.