Las relaciones confusas de Felisa y Salvador

Jaraquemada, Pina

Salvador Gutiérrez, pescadero de profesión, después de descubrir la falta de amor hacia él de Nati, su guapa esposa pelirroja, decide poner fin a su vida mortal para seguir viviendo como sombra en el pisito que con tanto esfuerzo había conseguido tener. El suicidio lo lleva a buen fin con un atracón de marisco al que es alérgico. Felisa Sánchez compra el pisito a Nati, la viuda, que no tardó mucho en escapar de lo que había sido su vida. El corazón de Salvador, al principio reacio a cualquier intromisión en su entorno, siente un vuelco al ver los ojos amarillos, como de gato, y las curvas blanditas de Felisa, al escuchar su risa que sólo era de ella y al saber que Felisa podía verlo como si el cuerpo no lo hubiera abandonado, tenía esa facultad desde chica. Así, de sombra uno, de carnes esplendorosas otra, surge una relación confusa y viven una hermosa historia de amor correspondido. Además están los vecinos. Don Manuel de Silva, un huraño escritor de novelas anticuadas que con los cuidados de Salvador y la atención de sus vecinos renace de sus cenizas y acaba siendo la reencarnación de Óscar Wilde por sus cuentos infantiles. Mariana Orozco, ama de casa de vida monótona y amargada, esposa de un hombre triste que la abandona y madre de dos hijos, Quino y Luis, que son el motor de su vida. También ella recibirá el cuidado paternal del pescadero y de Felisa, y recobrará la alegría, la belleza y el amor. Mariana y don Manuel vivirán su propia relación confusa.