Los cuentos de Mendeleiev

Urbina, Laura

Esta colección de cuentos nació como un juego literario; el divertimento de una profe de mates que, durante algún tiempo, al volver del cole, si sus alumnos no le habían puesto demasiados deberes, se entretenía escribiendo. A modo de excusa, y a resultas de ciertas inclinaciones materialistas de la autora, decidió utilizar como fuente de inspiración los elementos químicos.
La tabla periódica pertenece a esa categoría de cosas que nos resultan familiares y extrañas a un tiempo. Todos la reconocemos, como si de un icono pop se tratara, con sus colorines y siglas sugerentes y, sin embargo, sabemos tan poco de ella. Estos cuentos de Mendeleiev constituyen la tabla literaria de la tabla química. Son relatos que destapan las casillas de la tabla periódica y las permiten contarnos su historia.
En sus relatos vamos a encontrar mujeres a las que, como viene siendo habitual en la historia, se las mantiene agazapadas e invisibles hasta detrás de los elementos químicos; desde las cerilleras londinenses que lucharon por sus derechos laborales y la sustitución del fósforo por materiales menos peligrosos hasta Margarite Perey, descubridora del francio. También se asoma a ellos Madame Curie con su participación, poco conocida y aun menos reconocida, durante la Primera Guerra Mundial como improvisada sanitaria o la aportación a la Astronomía que realizaron las llamadas calculadoras de Harvard o, con mala fe, harén de Pickering.
Ellas suponen, más o menos, la mitad de estas historias. En la otra mitad caben desde Napoleón hasta víctimas de la fiebre del oro, algún vampiro o un traficante de meteoritos. Porque en esta tabla literaria, como en la de Mendeleiev, está todo.