Medea a la deriva

Solís, Fermín

Medea, la princesa maga de la Cólquida, la que fue esposa de Jasón y mató a sus hijos por desamor, la que tuvo que huir de Corinto, Atenas y Asia Menor, acosada por humanos y dioses, objeto de la furia de Zeus, va a la deriva. Es ya casi una anciana, sus largos días han terminado con ella a bordo de un iceberg, camino de un destino desconocido. Cada día hace la misma rutina: mide cuántos pasos de largo tiene el témpano de hielo que la arrastra a lo desconocido. Cada día ha menguado. Pero esta no es su única pena: es un ser inmortal y no puede morir, ni por su propia mano. Está condenada a vivir hasta el fin de los días