Editorial: Catálogos Editora
Número de páginas: 381 págs. 21.0 x 15.0 cm
Fecha de edición: 01-10-2021
EAN: 9789508953629
ISBN: 978-950-895-362-9
Precio (sin IVA): 46,80 €
Precio (IVA incluído): 48,67 €
En este texto, una especie de autobiografía con muchas opiniones, no faltan (diría que sobran), picaduras de cobra que se saben muy venenosas, así como mentiras imprescindibles cuando me olvidaba de situaciones y episodios de mi vida, surgían brechas que había que llenar: inventaba. A estos inventos, a veces con un aroma fuerte de realidad, algunas de esas personas que tienen el privilegio como “seres de sentido común” señalaría como maldades, a veces muy agresivas, o, con piedad, exageraciones. Desde ya, a pesar de no simpatizar con esos personajes modelo, en el fondo vulgares y de razonamientos simplistas (“Ni esto ni aquello, pero no se sabe qué”), les doy la razón. Y esto se debe a que soy de la máxima honestidad posible, y confieso que si pude reconocerlas y emitirlas sobre otros es porque muchas de las mismas, o fragmentos, encontré en mi propia alma. Lo confieso con sinceridad y espero que el reconocimiento sea mutuo.
También puedo decir que este texto es una especie de guía para el espectáculo que viví y vivo. El espectáculo, si no es un buen cuadro, o una obra de teatro, o un hermoso paisaje que trae la serenidad, es eso, nada más que eso, un espectáculo que entretiene, por no decir que sólo se desliza sobre la superficie, sin tocar la profundidad. En general, por allí abajo suelen bucear los creativos, escritores, poetas y si se tercia, psicólogos y psicoanalistas; los primeros buscan emociones y sentimientos estremecedores; los segundos, para atravesar una barrera invisible y llegar al inconsciente, un depósito y una reserva de patologías. Cada vez desconfío más de las profundidades y la posibilidad de pescar en esa oscuridad. Un enunciado de un escritor como: ”A través de los personajes intento descubrir el momento en que la voz se quiebra y deja ver que estamos actuando en manos de un ventrílocuo, que somos títeres de una época, víctimas de una educación determinante”. De estos enunciados y grandes declaraciones banales, la literatura está llena.