Monsieur Goya

(una indagación)

Sanchis Sinisterra, José

José se ha aproximado a Goya respetando y dando espacio a sus silencios, sus sombras. Ha sido testigo de un periodo fragmentado y discontinuo, asomándose (aunque semihundido) a la Quinta del Sordo en Madrid y a la casa en el exilio del artista en Burdeos.
En abril de 1820, Goya compra la Quinta, lugar donde vivirá junto a Leocadia Zorrilla y los hijos de ésta: Guillermo y Rosario. Tras la desesperante situación política y el profundo desarraigo en el que se ve sumido el pintor, en 1824 viaja a Francia, encontrándose con varios amigos exiliados, como el dramaturgo Leandro Fernández de Moratín.
Es en ésta su última etapa de creador, cuando Goya hace cosas que jamás ha hecho, como las miniaturas, utilizando técnicas y procedimientos que no había empleado antes. En su exilio en Burdeos dibuja los conocimientos como álbumes G y H, entre 1825 y 1828. En el primero se encuentra el dibujo de un hombre anciano, con una larga barba blanca, apoyado en dos bastones. En la parte de arriba podemos leer: Aun Aprendo. El soporte del dibujo es una hoja de papel verjurado con sus características líneas, los corondeles y puntizones que le dan la textura, y se ven con claridad al trasluz.
Un anciano, manchas, trasluz, ausencias. ¿Podría ser éste un dibujo de la incertidumbre?
¿Puede haber una pintura o una literatura que no lo sean?
De cerca son solo manchas, oscuridad, borrones, silencios, huecos, transparencias, fragmentos, jirones. Aléjense, estén atentos, y podrán ver a Monsieur Goya, se acercará a ustedes en una nube de humo, no pestañeen, presten atención, durará un instante y desaparecerá.