Padre Leonardo Castillo

costalero para un Cristo vivo

Ros, Carlos (1941- )

“A veces, me miro al espejo y me pregunto: ¿a dónde voy con esta cara? Me río y se ríe el espejo, y ya somos dos los que nos reímos”
Quien así habla es Leonardo Castillo, sacerdote sevillano, canónigo, delegado de Cáritas diocesanas, capellán de la cárcel, cura de los toreros, cura de Cazalla de la Sierra durante muchos años y creador y director de la Escuela Profesional “Marcelo Spínola” en el palacio arzobispal de verano de Umbrete, director de la Residencia Universitaria de San Telmo, cura “apagafuegos” de Carrión de los Céspedes y de la O de Sevilla, Sevillano del Año 1973
Gran Cruz de Beneficencia, Hijo predilecto de Algar, su pueblo y adoptivo de Cazalla de la Sierra y de Carrión de los Céspedes, Rociero por el Mundo, Costalero para un Cristo Vivo, Peregrino anual con sus enfermos a Lourdes, y Enfermo también él de cáncer de colon y un infarto de caballo que le dio en 1997... Y, sin embargo, así vivió, con su sonrisa y buen humor.
Amigo de todos y enemigo de nadie, vivió de milagro, con una fe en Dios tan contagiosa que al tratarlo te hacía sentirte más bueno. Gastado su cuerpo como los duros antiguos de plata, no perdía por ello el humor a sus setenta y pico de años. y su actividad seguía siendo febril, en su despacho de Cáritas o en los mil follones en los que se metía todos los días...
Hasta que un día, Viernes Santo de 2005, su generoso corazón dejó de latir (25 de marzo)... una semana antes de ese gran coloso de la Iglesia, San Juan Pablo II (2 de abril), con quien se abrazó en Roma, ya enfermos los dos, en mayo de 2003.