Perdidas

Aparicio, Silvia

Lía y Lucía, son dos mundos que se repelen que a la vez cohabitan en un mismo espacio, dónde el carácter de Lucía se impone al de Lía, dónde Lía se deja arrastrar y hacer por su compañera de piso por no entrar en conflicto. Pero nada es lo que parece, cada una amaga su propia historia, sus propios miedos, sus propios vicios. Y es que Lucía y Lía se conocerán para repelerse, aborrecerse, y puede que en algún momento puedan encontrar la causa de su angustia. Si algo une a las dos protagonistas es que están Perdidas.
Perdidas no es la trama que envuelve a las dos mujeres protagonistas, no es lo que les pasa ni adónde las lleva, no es lo que hacen y, quizás, ni siquiera sea el escenario. El centro de la novela son las protagonistas, el cómo sienten, y cómo se enfrentan a ellas mismas. No hay una líder, no hay un personaje oscuro y otro lleno de luz; hay sobre todo la capacidad de dos mujeres de reinventarse, de cambiar y de volver a mirarse desde otro prisma. Dos mujeres que se encuentran sin buscarse.