Quimeras de Plomo

Gastón Morata, José Luis

Daniel Latorre, jefe de alguaciles de la Alcaldía del Crimen, recién jubilado, asiste en 1623 en la Abadía del Sacro Monte al entierro de don Pedro de Castro, prelado de la archidiócesis de Sevilla y arzobispo que fue de Granada durante veinte años. Tras las exquisas, decidirá contar su relación con el eclesiástico, iniciando la narración cuando, con diez años de edad y miembro de la única familia cristiana de su aldea alpujarreña, la rebelión morisca y la guerra de las Alpujarras truncan sus ilusiones, expectativas y su propia infancia. Veinte años después, en 1588, como alguacil de la Alcaldía del Crimen de Granada, investigará el fallecimiento aparentemente accidental del albañil que ha encontrado un enigmático pergamino al derribar el alminar de la antigua Mezquita Mayor de la ciudad, la torre Turpiana. Siete años más tarde, se verá inmerso en la investigación de varias muertes que ocurren entre las que se descubren enterradas las láminas sepulcrales, las reliquias y los libros plúmbeos del Sacro Monte. Sus pesquisas provocarán la hostilidad de las autoridades eclesiásticas y los linajudos del reino granadino.