Rut ; San Pedro en Capua

Turrado, José Carlos

Hace más de doscientos años que Hegel dejó escrito aquello de que el Espíritu es un hueso, y Dios ha muerto. No es momento de glosar a qué se refiere cuando habla de ese Espíritu esquelético y ese Dios que, evidentemente, existe, pero está muerto. Sí, Hegel. Lo que el autoproclamado Anticristo, Nietzsche, agrega más de medio siglo después es que Dios ha muerto porque lo hemos asesinado nosotros. ¿Quién nos prohibió continuar generando óperas y zarzuelas, en lugar de representar una y otra vez las mismas? ¿Quién nos obligó a dejar de componer música sacra y culta? En lugar de destruirlo, ¿quién nos prohibió continuar produciendo arte? ¿Quién nos ha obligado a cancelar la auténtica literatura? Pongo la tele y no encuentro más que estúpidos anuncios de colonia, comida y basura. Mujer, ¿quién te está prohibiendo ser la mejor escritora de autos sacramentales del siglo XXI? Al final, a pesar de mi cansancio y proverbial desgana, voy a tener que hacer yo otra vez el trabajo sucio. No va a quedar más remedio.