Santa Criz de Eslava, reflejos de Roma en territorio vascón

Andreu Pintado, Javier (...)

La ciudad romana de Santa Criz de Eslava se ubica en un territorio esencial para el conocimiento de diversas poblaciones de raigambre vascónica pero, también, para la comprensión del modo en que esas poblaciones fueron abrazando las innovaciones urbanísticas y culturales traídas por Roma en el proceso de conquista e integración de los territorios de la actual comunidad foral. La particular historia de Santa Criz de Eslava es, por tanto, un paradigma de los procesos históricos, económicos y políticos que hicieron de las tierras de Navarra un espacio abierto al influjo cultural de la llamada romanización.
Ubicada en un cerro que ya había sido ocupado desde la Edad del Hierro I y que habría constituido una ciudad amurallada desde, al menos, el siglo V a. C., la ciudad romana de Santa Criz encontró acomodo al pie de una importante vía que, en época romana, conectaba el Pirineo central con el río Ebro que era, entonces, navegable hasta ese punto. El modo cómo se monumentalizaron los enterramientos de su necrópolis, la planta y modelos arquitectónicos que articularon el foro, con su monumental, presuntuoso y seguramente fallido criptopórtico, los programas escultóricos oficiales en bronce y mármol y, en definitiva, los rasgos que se perciben en la cultura material ponen de manifiesto cómo Santa Criz de Eslava se convirtió, entre al menos el siglo I a. C. y finales del III d. C., en un reflejo de Roma en el territorio vascón.