Siempre en domingo

Decker-Molina, Carlos

Los Andes, año 2048. El Gran Yatiri, chamán indígena y consumado demagogo, pretende fundar una sociedad impoluta, sin contaminaciones culturales occidentales, en un intento por privilegiar la pertenencia étnica como reserva ética frente al liberalismo inmoral de las democracias. En este desierto a más de 4.000 metros de altura en el que la hoja de la coca se convierte en protagonista tanto como los personajes humanos, Wara y Cirilo son víctimas de un asesinato cuyos autores y motivos habrá que esclarecer. Siempre en domingo, en su calidad de distopía, nos presenta un espejo en forma de profecía en el que poder observar los conflictos éticos y morales que la proximidad de culturas –en un contexto de problemas no resueltos, tanto heredados como nuevos– hace que ya formen parte de nuestro presente.