Tocar y ser

el tocar como escritura y reinvención de la identidad personal

Guzmán Castañeda, Ángel Leonardo

La identidad personal entendida como ipseidad se va gestando en el tocar y ser tocado; es decir, en esa pasividad por la cual recibo del otro no solo lo que me da, sino que me hace recibir de mí mismo. Y me recibo a mí mismo en virtud de la caricia y del golpe que se dan en el lenguaje y en la escritura, ya que, como afirma Derrida, «el golpe y la caricia se dirigen a un ‘quién’ más que a un qué, al ‘prójimo’ más que al otro en general”.
A partir de lo que denomina como juicio háptico, el autor busca justificar la convicción de que no existe un sujeto previamente constituido al encuentro por el cual el Yo se borra para metamorfosearse en un sí mismo que no se entiende sino a partir del otro.
Lo que nos constituye no es una identidad dada de antemano, ni tampoco un espíritu encarnado o un cuerpo propio, sino, más bien, un cuerpo que no tiene nada de propio, sino, por el contrario, lo único propio que tiene es su impropiedad. Es por esta impropiedad que podemos decir que lo que define a este sí mismo, es, justamente, su indefinición.
Para Deleuze y Guattari el espacio háptico no necesariamente coincide con el tacto, sino que puede ser auditivo, visual o táctil, es más, puede ser también, siguiendo a Sloterdijk, olfativo, en cuanto que nos proporciona una clave para considerar el arte en base a una proximidad sin fondo, ni perspectiva.